Cuando todavía era estudiante de Conservatorio, tuve la oportunidad de viajar con la orquesta a Viena, la capital de la música clásica. Un viaje de esos que nunca podrás olvidar, no solo porque estaba haciendo algo que me apasionaba, sino porque la capital de Austria resultó ser una ciudad mágica y especial. Recuerdo que el calor nos acompañó todo el viaje pero no logró empañar ni un ápice la maravillosa ciudad. Cada día por las calles te ofrecían la posibilidad de asistir a infinidad de conciertos, algunos de ellos pagando, algunos eran gratuitos. No se me podrá olvidar la primera noche que llegamos a la plaza Herbert von Karajan en la que había miles de sillas y, por ende, miles de vieneses mirando para un concierto, pero no en vivo, sino una grabación de orquesta dirigida por el mismísimo maestro Karajan. Pues esta semana quiero hablaros de Viena.
Situada a orillas del río Danubio es la segunda ciudad más poblada de Europa Central (tras Berlín). Los primeros asentamientos humanos en la actual Viena son de origen celta (ca. 500 a. C.), posteriormente germánicos, y con la expansión del Imperio romano hacia el norte en el siglo I a. C., se adhiere a éste en el año 13 a. C.
¿Sabías que Viena posee el primer puesto dentro de las listas de calidad de vida de ciudades del mundo? Básicamente debido a su orden, limpieza, seguridad y alta eficiencia de los servicios públicos, así como por la variedad de opciones de educación, cultura y entretenimiento. En 2001, la Unesco declaró el ‘Centro histórico de Viena’ como un lugar Patrimonio de la Humanidad, destacando en primer lugar que sus cualidades arquitectónicas y urbanas representan un testimonio sobresaliente de un continuo intercambio de valores a lo largo del II milenio. Además, su herencia arquitectónica y urbana ilustra muy bien tres períodos claves del desarrollo político y cultural de Europa: la Edad Media, el período barroco y el Gründerzeit. Finalmente, desde el siglo XVI Viena ha sido universalmente reconocida como la «capital musical de Europa». Gran parte de este legado se transmite en los monumentos de esta ciudad. Músicos como Franz Schubert y Johann Strauss (padre) fueron naturales de Viena, una ciudad que ha mantenido la pasión por la música en los últimos siglos.
Destacar todos los monumentos de Viena llevaría un artículo demasiado largo, así que solo voy a resaltar tres de ellos: Palacio Imperial de Hofburg, la Ópera Estatal y la Catedral de San Esteban.
Palacio Imperial de Hofburg
El Palacio Imperial de Viena es uno de los complejos palaciegos más grandes del mundo. Sus secciones más antiguas datan del s. XIII, y se le siguieron añadiendo nuevas construcciones hasta entrado el s. XX. El Palacio Imperial fue residencia y centro de gobierno de los emperadores Habsburgo hasta 1918. A día de hoy se pueden encontrar numerosos museos que exhiben excepcionales colecciones, la Escuela Española de Equitación, un centro de congresos, la sede de la presidencia austriaca y Heldenplatz, un lugar lleno de historia.
Dentro hay una exposición permanente dedicada a Elisabeth «Sisí» de Baviera, la bella emperatriz apreciada en todas partes, que se ha convertido en figura de culto. El Museo Sisí dentro de los aposentos imperiales del Palacio Imperial confronta el mito a la verdad. Los numerosos objetos personales de Elisabeth así como los retratos más famosos de la bella Emperatriz son los puntos culminantes de esta muestra.
Ópera Estatalde Viena
La Ópera Nacional, valorada mundialmente por su extraordinaria acústica, ofrece un programa que cambia a diario durante casi 300 noches al año. Es una de las primeras referencias de ópera de todo el mundo gracias a sus producciones del más alto nivel y un programa que cambia diariamente. Más de 60 óperas y ballets se representan durante aproximadamente 300 días cada temporada. La variedad del programa de representaciones operísticas no tiene rival a nivel internacional.
Durante los meses de abril, mayo, junio, septiembre y diciembre se retransmiten en vivo y en directo alrededor de 80 actuaciones de ópera y ballet en la Plaza Herbert von Karajan, frente a la ópera, en una pantalla de 50 metros cuadrados; una forma gratuita de disfrutar los clásicos.
Catedral de San Esteban
En el S. XII se comenzó a edificar. Hoy en día es el edificio gótico más significativo de Austria. La Catedral de San Esteban tiene una longitud de 107,2 metros y un ancho de 34,2 metros. Tiene un total de 13 campanas. La campana más famosa, Pummerin, está situada en la torre norte a 68,3 metros de altura. Es la segunda campana colgante de iglesia más grande de Europa. En el tejado de la Catedral de San Esteban se instalaron ladrillos de colores con el águila bicéfala imperial y real, además de los escudos de la ciudad de Viena y de Austria. El equipamiento interior de la Catedral estuvo en reformas continuas desde ese siglo hasta la época barroca.
Es una visita obligada para cualquier persona que vaya a Viena. Además de numerosos altares de gran valor y capillas laterales, también se pueden ver los impactantes tesoros de la catedral: reliquias decoradas con piedras preciosas y oro, custodias, textos litúrgicos y libros, además de mantos.