Si alguna vez regreso a Estados Unidos, no me puedo quedar sin conocer Nueva Orleans. Me encantaría ver ese estilo colonial de su arquitectura, pasear por las avenidas siempre rodeadas de vegetación y, por supuesto, escuchar jazz. Creo que una persona no puede ir a Nueva Orleans sin sentarse y escuchar algo de jazz, de blues (probablemente también me lanzara a probar el famoso gumbo -como en Tiana y el sapo– o la jambalaya cajún). Pero no hemos venido a hablar de gastronomía.
Nueva Orleans fue fundada por los franceses en 1718 quienes dieron al asentamiento el nombre de La Nouvelle-Orléans. El sitio para la fundación de Nueva Orleans, cabecera de la colonia, fue elegido por ser la planicie del delta del Misisipi, a fin de crear una ruta de comercio con los nativos americanos que fijaban sus tiendas entre el Misisipi y el lago Pontchartrain. Nueva Orleans se convirtió en la capital de la Luisiana francesa en 1722. En 1763, Francia decidía compensar a su aliada España por los servicios que esta le prestaba frente al común enemigo inglés. Así pues, tras la pérdida temporal de La Habana y Manila a manos de los ingleses, Francia cedía el territorio de la Luisiana a España en cláusula secreta al tratado de París.
La naturaleza multicultural de Nueva Orleans es característica principal de la ciudad. La ciudad creció rápidamente con la influencia de las culturas española, hispano-americana, francesa, norteamericana, así como por la inmigración de colonos franceses y sus esclavos al huir de la revuelta independentista de Haití. Nueva Orleans siempre ha sido una de las ciudades más visitadas de los Estados Unidos, aumentando esta tendencia en el último cuarto del siglo XX. Las zonas como el Barrio Francés y el distrito comercial, antes dedicados a uso residencial y de negocios, respectivamente, en la actualidad ven desarrollarse en ellos las actividades de la industria turística. Antes de la catástrofe del huracán Katrina, en 2005, la población de Nueva Orleans alcanzaba los 400.000 habitantes reduciéndose a la mitad tras dicha destrucción; posteriormente, su población aumentó llegando a los 378.000 habitantes en 2013.
Nueva Orleans tiene muchas atracciones turísticas importantes, desde el barrio francés de renombre mundial y la vida nocturna de Bourbon Street hasta la avenida St. Charles (sede de las Universidades de Tulane y Loyola, el histórico Hotel Pontchartrain, y muchas mansiones del siglo XIX), y a la calle Magazine, con sus numerosas tiendas, boutiques y tiendas de antigüedades.
El Barrio Francés
El Barrio Francés (en inglés, French Quarter, también conocido como Vieux Carré), es el más antiguo de la ciudad de Nueva Orleans. La mayor parte de los edificios históricos existentes se construyeron a finales del siglo XVIII, durante el período de dominio español de la ciudad, o en la primera mitad del siglo XIX, tras su anexión por los Estados Unidos y constitución como Estado.
El barrio en su conjunto ha sido designado Hito Histórico Nacional, con numerosos edificios que se consideran significativos por separado. Es el destino turístico principal de la ciudad.