El Castillo de Fuensaldaña pertenece a la denominada Escuela de Valladolid, desarrollada en la segunda mitad del siglo XV, con una serie de construcciones que se caracterizan por tener planta cuadrada y, sobre todo, por una gran torre del homenaje.
Comienza a edificarse en el siglo XIII, pero es en el siglo XV cuando adquiere su actual aspecto, como residencia señorial de los Vivero.
Fue don Alonso Pérez de Vivero, contador mayor de Juan II de Castilla, quien, como otros notables de la época, fue comprando todos los lotes señoriales que conformaban Fuensaldaña para construirse un castillo-palacio que no llegó a terminar, pues murió asesinado por conjurar contra Álvaro de Luna.
Moros cautivos dirigidos por un cantero trabajaron en las obras que continuaron gracias al hijo de don Alonso, Juan de Vivero. El castillo fue confiscado a los Vivero por los Reyes Católicos, por su apoyo a la reina Juana; y no retornaría a su propiedad hasta 1490. Volvió a ser confiscado al heredero en 1520 como castigo por el asesinato de su esposa.
Proyectado como castillo de la primera época de la Escuela de Valladolid, su dilatada construcción impidió la ejecución completa del proyecto inicial, no alcanzando la altura prevista en proporción con la torre. Es de planta cuadrada y sus ángulos se rematan con cubos cilíndricos; adosada al muro norte, la torre del homenaje, en la que aparecen las armas de los Vivero y de los Dávila-Guzmán, es de planta rectangular; cuenta con tres alturas y un sótano, unidos por una escalera de caracol.
Antiguamente tuvo un puente levadizo y en el interior la edificación formaba una «U» alrededor del patio. En 1521, fue ocupado por las tropas comuneras y convertido en uno de sus bastiones defensivos.
Ha tenido diversos usos palaciegos y también fue sede de las Cortes de Castilla y León. La apertura al público como un centro de referencia para el estudio y divulgación de todos los castillos de la provincia empezó esta semana, de 10.30 a 14 horas y de 16 a 18, de jueves a domingo y festivos. Se ampliará hasta las 20 horas en verano desde el 1 de abril. El primer objetivo es la “divulgación entre los más pequeños”. Por eso, se potenciará la llegada de escolares con visitas guiadas para que “conozcan sus raíces desde la magia de un castillo”. “Ello atrae más tarde al turismo familiar. Pueden conocer la historia más remota pero también la más cercana”, espetó el presidente de la Diputación de Valladolid, Jesús Julio Carnero, en referencia a que se ha mantenido el Hemiciclo de un edificio que hasta hace bien poco albergó las Cortes de Castilla y León.
Proyecto de ámbito europeo
En un futuro próximo se prevé el acceso a la biblioteca en la Torre del Homenaje, que será un “lugar de reflexión de la historia de los castillos de Europa”. Esta nueva reforma es la tercera intervención del castillo tras la primera, para convertirlo en un posible parador nacional que nunca se concretó, y la segunda, para su uso como sede de las Cortes Regionales. Por ello, este proyecto se ejecutó en como adecuación física del castillo y el desarrollo museográfico.
Así, la arquitectónica se ha realizado bajo la redacción del arquitecto de la Diputación, Roberto Valle. La actuación más significativa es la recuperación visual de la estructura original de la fortaleza, con la Torre del Homenaje separada del resto del cuerpo del castillo. Para ello se han eliminado los forjados de la planta primera y segunda. De este modo también se facilita al visitante la comprensión del espacio y se dota de luminosidad al espacio gracias a la instalación de una nueva cubierta acristalada. Asimismo, se han convertido en diáfanos algunos de los antiguos habitáculos y se ha sumado parte de la segunda planta al espacio de exhibición.