El templo del ‘Indiana Jones’ de los libros

La vida de Fernando Gutiérrez siempre ha estado vinculada con los libros. Siendo muy joven, su padre abrió la primera librería ‘Torreón de Rueda’, en la calle Escuderos de Segovia, y solía acompañarle cuando iba a comprar material. Ahora es el responsable de este templo dedicado al libro antiguo y usado, en un singular local en una pequeña pero histórica calle del casco histórico, vinculada con el oficio de la imprenta.

Fernando Gutiérrez es la segunda generación de esta familia apasionada por el libro, el papel, la encuadernación y las antigüedades. La librería ‘Torreón de Rueda’ ocupa un local con una superficie que ronda los 160 metros cuadrados. Largos pasillos, repletos de estanterías, para dar cabida a los 40.000 ejemplares, “sólo de libros”, que tienen catalogados. “El más antiguo”, explica Fernando Gutiérrez, “es de 1540 y el más moderno de hace tan sólo un año”. En un sólo lugar están recopilados seis siglos de arte y literatura.

“Está todo catalogado en el ordenador”, resume el propietario del ‘Torreón de Rueda’, y colocado por temas, que como curiosidad, están señalados, en al parte de arriba, con la misma imagen que el cartel del metro, ya que todo el cableado del techo está pintado con los colores de las líneas. Algunos temas, como novela, ensayo o poesía, además están por orden alfabético. Fernando Gutiérrez asegura que con el día a día, “al final sabes dónde está cada uno”.

Segovia y América

La sección favorita de los clientes es la local, dedicada a Segovia capital y su provincia. Cuenta, por ejemplo, con una primera edición de la obra ‘Historia de la insigne Ciudad de Segovia y compendio de las historias de Castilla’ del historiador segoviano Diego de Colmenares, que se publicó en 1637, y el más reciente, “una publicación de 2017 que es una recopilación de los conventos de Segovia que ya no existen”.

Para Fernando Gutiérrez es muy reseñable la sección dedicada a la Historia de América, en uno de esos pasillos centrales de la librería, “viene mucha gente de fuera para consultarla porque es muy completa para todos los estudiosos e investigadores de Hispanoamérica”. Hay mucho por consultar y descubrir en el ‘Torreón de Rueda’, que tienen tantos libros que muchos clientes le preguntan si es una biblioteca, pero aquí “todo está en venta”, aunque se pueden hojear y consultar.

Los clientes de Fernando Gutiérrez son muy variados, desde el coleccionista de libro antiguo muy especializado, que busca primeras ediciones, al cliente diario que busca novelas que están descatalogadas o un libro de autores clásicos. Hay personas, remarca el librero segoviano, a los que les gusta pasarse todas las semanas para ver las novedades y turistas franceses y alemanes, que se decantan por las publicaciones sobre viajes y literatura española.

Más que libros

En el ‘Torreón de Rueda’ hay más que libros porque también son especialistas en grabado, fotografía antigua y mapas. “Todo lo relacionado con el papel”, asegura. Curiosamente los grabados tienen un gran éxito entre los turistas de países orientales, que se llevan imágenes de Segovia o de vistas de otras localidades españolas.

La librería llama la atención por su contenido y por su estética. “La decoración es cosa de mi padre que siempre le han gustado las antigüedades” que solía adquirir cuando iba hacer compras de libros, y las fue guardando. “Ahora que tenemos más espacio las puede utilizar”. Un comercio con reminiscencias del pasado pero muy anclado en el siglo XXI, con una completa página en internet, con todos sus fondos y para hacer peticiones de búsqueda.

Con oficio

A sus 37 años, Fernando Gutiérrez lleva el oficio de librero lo lleva en la sangre. Siendo muy joven, cuando su padre abrió la librería en 1991, solía acompañarle a los domicilios particulares que vendían bibliotecas completas y colecciones “de herencias”. Confiesa que le encantaba husmear y curiosear en los áticos y las buhardillas, “soy un poco como un Indiana Jones de los libros”. El mercado del libro antiguo se sigue basando en la compra de herencias, adquisiciones a otras librerías y pujando por los catálogos de casas de subastas.

Fernando Gutierrez recuperó el nombre de la librería que le puso su padre, por su ubicación los bajos del torreón de la casa de los Rueda, en la calle Escuderos. También estuvo un tiempo en la villa de Pedraza y, “durante 14 años”, en un emplazamiento tan singular y literario como la Casa-Museo de Antonio Machado.

Una calle muy especial

En 2015, ‘Torreón de Rueda’ abrió sus puertas en la calle donde tenían el almacén, ante la falta de espacio en la casa de Machado, en un local que no se había utilizado desde la restauración del edificio. En este mismo lugar, estuvo la última imprenta ligada a esta calle, Gábel. César Gutiérrez cuenta que lo largo de la historia de ciudad, se instalaron hasta ocho imprentas. Una anécdota que está reflejada en un cartel que se puede leer en el exterior de la librería.

Entre los segovianos, esta vía estrecha y empinada, es conocida como ‘La Apotenda’ pero lleva el nombre de Grabador Espinosa, en recuerdo al murciano Antonio Espinosa de los Monteros (1732-1812), cuyo taller estuvo ubicado en la parte más alta, recuerda César Gutiérrez, y “en esta calle sí estuvieron los sobrinos de sobrinos del grabador Espinosa”.

El anecdotario no de termina aquí, porque por si fuera poco, que la librería esté donde, durante tres siglos, se imprimieron publicaciones y libros de todo tipo, en esta calle vivió la pensadora y ensayista María Zambrano. Por este motivo, la familia Gutiérrez encargó un retrato, un moderno grafiti, de Zambrano, para la fachada, junto a una frase de la filósofa dedicada a Segovia.

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