Carlos TaberneroComo los cuatro jóvenes amigos de ‘Cuenta conmigo’, la afamada película norteamericana de 1986, los turistas que se acerquen a partir del próximo otoño a la zona salmantina de Las Arribes podrán caminar sobre las traviesas y raíles de una vía férrea centenaria mientras disfrutan de uno de los parajes más hermosos de toda Castilla y León. Y es que, gracias al esfuerzo inversor de la Diputación de Salamanca, la vía que une la localidad salmantina de La Fregeneda con el municipio portugués de Barca D’Alva, puesta en funcionamiento en 1887 y cerrada desde 1985, se volverá a abrir al público, aunque en un formato de sendero turístico, para que todos los visitantes de la zona puedan disfrutar no solo del paisaje sino de una de las obras civiles “más importantes de Europa” de entre las construidas en el siglo XIX.
Actualmente, explicó el presidente de la Diputación de Salamanca, Javier Iglesias, durante la primera visita oficial de instituciones y medios a las obras de rehabilitación de la vía, su ejecución se encuentra “al 80 por ciento”, dentro de la apuesta de la institución provincial salmantina por “el desarrollo de la zona de Las Arribes”. Se trata así de poner en marcha un “gran proyecto”, uno de los mayores de entre los emprendidos por la Diputación, para “desarrollar el turismo y las oportunidades” en los municipios de la zona a través del denominado por Iglesias “mayor cañón de Europa” y “una de las obras civiles más importantes” del continente, con increíbles saltos de entre 40 y 50 metros al paso de los puentes o con hasta un total de 20 túneles que acumulan 4,3 kilómetros de longitud, y que permitían el paso del ferrocarril en esta zona montañosa del oeste de la provincia de Salamanca, en su unión con la vecina Portugal.
Como muestra de este incalculable valor arquitectónico y de ingeniería, que recorre 17 kilómetros en paralelo al río Águeda hasta su unión como afluente del río Duero, se encuentra el puente del Arroyo del Lugar, el más largo de los 10 existentes en el tramo en proceso de rehabilitación con 220 metros de longitud. Sus dos pilares de hormigón sostienen una sujeción mezcla de acero y hierro dulce sobre la que se asientan los raíles y traviesas, ahora apuntalados con plataformas de madera y barandillas para permitir el paso de senderistas y turistas que deberán vencer al vértigo para disfrutar de las espectaculares vistas que ofrece el puente.
Eso en una parte, ya que en su final, si se acomete la visita desde La Fregeneda en dirección a Barca D’Alva, el puente está levantado sobre unos pilares de sillería de piedra que “hoy ya no se hacen”, tal y como explica el ingeniero coordinador de la obra, Alberto Vara. Todo ello configura un puente mixto de “incalculable valor” hoy en día y que esconde dos secretos: por un lado, la procedencia de su patente metalúrgica, propiedad de los sucesores de Gustave Eiffel; por el otro, las pequeñas aberturas en sus pilares para poder meter la carga en caso de querer volarlo y evitar así la invasión desde Portugal, fruto de la por entonces relativamente reciente experiencia de la Guerra de la Independencia de principios del siglo XIX.
Otro de los ‘valores ocultos’ de la vía es su comunión con la naturaleza, al erigirse en medio de los montes que horadan la frontera en sus lados luso y español. Así, y además de una frondosa vegetación en un año abundante de lluvias como el presente, que se compone de diversas plantas entre las que se encuentran, incluso, frutales tan poco propios del paisaje como chumberos, la propia obra de ingeniería permite que animales como murciélagos se puedan alojar en sus túneles durante varios momentos del año. De hecho, y tal y como explica Javier Iglesias, “los túneles 1 y 3 cuentan con murciélagos protegidos durante algunas semanas por la época de cría”, por lo que el proyecto incluye en estos dos puntos “caminos alternativos para poder disfrutar de las vistas por encima de los túneles”.
Máxima seguridad
Además de los avatares encontrados con los ‘habitantes’ de dos de los 20 túneles dispuestos a lo largo de los 17 kilómetros de recorrido, la Diputación de Salamanca, a través de la empresa concesionaria, ha tenido que realizar otros trabajos durante los meses de ejecución de la obra de rehabilitación para ofrecer a los futuros visitantes de la vía La Fregeneda-Barca D’Alva “la máxima seguridad”.
Así, y de forma coordinada entre las áreas de Economía, Fomento y Turismo, la Diputación de Salamanca ha conseguido adecentar y abrir al paso senderos de tierra paralelos a la vía para las personas a quienes les resulte dificultoso andar entre las travesías de la misma. También se han cambiado en torno a 750 de estas piezas de madera debido al desgaste y porque “estaba desaconsejado pasar por los túneles” por el estado en que el suelo se encontraba.
Se colocaron plataformas de madera sobre los laterales de los 10 puentes, que ocupan más de un kilómetro de longitud del total de la vía, y se situaron barandillas, en ocasiones dobles, para evitar caídas, gracias todo ello a un presupuesto total de 800.000 euros divididos entre la inversión de la obra de adjudicación y a las actuaciones de valorización del proyecto, que incluirán elementos de señalización a lo largo de todo el camino, con nombres de los puentes y túneles.
“Estamos entusiasmados e ilusionados con este proyecto”, confesó Javier Iglesias, quien enmarcó la iniciativa en la política de la Diputación de Salamanca de “apostar por el territorio” de la provincia para, por un lado, hacer que los turistas se acerquen aún más al oeste salmantino y “disfruten de la obra y de un paisaje increíble entre el Águeda y el Duero”. Además, y por otro lado, la rehabilitación de la vía La Fregeneda-Barca D’Alva permitirá “ofrecer oportunidades de desarrollo a la gente del territorio”, a través del estímulo de la inversión privada desde la pública para conseguir formar “más infraestructuras, crear expectativas de empleo, especialmente entre la gente joven, y combatir de esta manera la despoblación” que sufre la región.
Historia de la vía
La vía que une la localidad salmantina de La Fuente de San Esteban con el municipio portugués de Barca D’Alva se construyó en el último tercio del siglo XIX, concluyéndose las obras en 1887. Debido a los 13 puentes y 20 túneles que siembran su recorrido, todos ellos salvo tres puentes situados en el último tramo del trayecto que une La Fregeneda con Barca D’Alva, se considera a esta una de las obras de referencia de la arquitectura civil del siglo XIX.
Su difícil construcción, debido a la complicación en el acceso a determinadas zonas escarpadas del territorio y por la ingente cantidad de recursos materiales y humanos necesarios en aquella época para construir una vía en tan difícil zona, provocó que, según un cálculo aproximado, en torno a 2.000 personas murieran hasta que se pudo dar por concluida la obra.
Además, la vía entre La Fregeneda y Barca D’Alva inspiró al autor salmantino Luciano González Egido para escribir ‘Los túneles del paraíso’, una novela sobre la construcción de esta obra de ingeniería civil sobre cuyos raíles podrán caminar, a partir del próximo otoño, los salmantinos y visitantes que quieran conocer y disfrutar algo más de una parte de la historia de la provincia de Salamanca.