Joyería maragata

Complemento de la indumentaria, con la que forma parte inseparable, la joyería popular de esta comarca leonesa nos ofrece uno de los aspectos de la etnografía más interesantes y con una personalidad fuera de toda duda.

El espacio geográfico que culturalmente también se denomina maragato o astorgano, tiene su centro en la propia Astorga, donde está perfectamente documentada la existencia de antiguos talleres de platería en los que se elaboraban las características piezas: fue la plata, en su color o sobredorada, el metal protagonista de una gran variedad de objetos dedicados al ornato del cuerpo, en el que se dieron en igual medida la ostentación y las creencias religiosas y profanas. Otros materiales también utilizados son el coral, y la pasta vítrea, formando parte en algún caso de los collares y pendientes. También se usó el azabache en cierta piezas

joyería maragata

La técnica con que se elaboran las piezas presenta pocas variantes; se utiliza el fundido, cincelado y calado (como en el siglo XVI) pero también el granulado y la filigrana, heredados de la antiguedad prerromana.

Los collares, seguramente la mayoría, fueron sencillos, de una o varias vueltas. Las cuentas pueden ser de coral o de pasta de vidreo translúcida u opaca, que se nos ofrece con distintas variantes: por un lado, bolas y sartas que imitan el coral y el azabache, con formas cilíndricas, esféricas o fusiformes, y que claramente vienen a sustituir los antedichos materiales por su bajo coste. Con pasta vítrea, se elaboraban las hermonas cuentas policromadas que solían ser de un color base, blanco, negro, azul, y salpicadas con pequeños puntos irregularmente distribuidos, de diversos colores, en bello contraste. la cercana relación de estas cuentas, con piezas similares del mundo tartésico y fenicio-punico, vendría a confirmar una vez más la cada vez más clara teoría de su posible pervivencia en esta comarca, igual que sucede con algunos aspectos concretos del bordado y sus elementos decorativos.

maragata

En la mayoría de los casos, de estos collares sencillos penden otros elementos como cruces, medallas, relicarios y amuletos; también a veces, se intercalan piezas de plata entre sus cuentas, de forma simétrica: bolas y elementos tubulares, que reciben el nombre de avellanas y alcorciles o arconciles.

Destacan los grandes collares o collaradas en los cuales, el esquema que se ha citado para los anteriores no varia, pero aquí su tamaño, la calidad y la cantidad de los aditamentos que llevan los convierten en joyas espectaculares; las cuentas que los forman son también de gran tamaño, y generalmente de coral. El número de piezas colgantes y su calidad están en consonancia con el resto, y como las bolas y arconciles, su número y su volumen aumentan. En su composición unas y otros alternan, sin que existan más pautas que el tipo de material con que se cuenta al ensamblarlas. Bollagras y alcorciles, de gran tamaño, presentan la superficie recubierto de pequeños elementos decorativos distribuidos simétricamente, como círculos concéntricos, gránulos, o filigrana diversa, también de plata y soldados por medio de técnicas tan antiguas, que las podemos relacionar sin dificultad con piezas similares arqueológicas, llegadas a nuestra Península por el Sur y con un lejano origen Mediterráneo y Oriental, muy distinto y distante en el tiempo a lo musulmán de la Edad Media.

boda maragata

Hemos citado entre los elementos de plata del collar las bolas o avellanas; se trata de cuentas esféricas, con dos prolongaciones opuestas en forma tubular, cilíndricas y alargadas, que son atravesadas por el hilo o cuerda interior. Su realización es sencilla: dos semiesferas soldadas y decoradas con técnicas de filigrana o granulado, casi siempre. Su complemento son los arconciles, de técnica y estética similar: con forma de tubo, de sección circular, cuadrada o poligonal, voluminosos, suelen tener sus extremos resaltados en volumen y almenados, mientras que la decoración de la superficie vuelve a ser por medio de granulado y filigrana, bien sobrepuesta o lograda a partir de la fundición. Las dos piezas no dejan lugar a dudas sobre su filiación oriental, como ya se ha indicado.

Santos, uno de los últimos orfebres
Santos, uno de los últimos orfebres

 

Colgantes, cruces, medallas, pendientes, anillos, hebillas o broches componen un inventario en los trajes y adornos de las maragatas singulares y de una antiguedad ancestral, por lo que su valor aumenta cada año y su rareza y su singularidad los hacen únicos en la joyería popular de la Península.

Fuentes: maragatowordpress y fondos etnográficos Caja España

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