Cantabria es infinita, como bien dice su publicidad. Aunque sea una comunidad pequeña en ella encontrarás infinidad de planes para todos los gustos. Hay preciosas playas, naturaleza salvaje y pintorescos pueblos.
Capricho de Comillas
Es una de las obras de Gaudí fuera de Cataluña. En esta preciosa villa marinera de Cantabria se encuentra este curioso edificio modernista, que se empezó a construir en 1883. Destaca por su gran colorido y fue Máximo Díaz de Quijano, el que ordenó construirla. Es un edificio colorido en tonos rojos, amarillos y verdes, y una de las primeras obras de Gaudí. Su fachada de ladrillo visto en la parte de arriba está adornada con girasoles y hojas, y en la parte de abajo con piedra. También tiene una torre-minarete y un invernadero donde su propietario cultivaba las plantas. En el jardín nos podemos encontrar con una gruta artificial. Cada una de sus habitaciones está orientada según la trayectoria del sol y la actividad que se realiza en ella.
Durante muy poco tiempo fue la residencia de Quijano, ya que por desgracia murió a los pocos meses. Después de la Guerra Civil estuvo abandonado muchos años y en 1977 El Capricho fue adquirido por Antonio Díez Wolrath a los herederos de Quijano. Fue su hijo Antonio quien inició la rehabilitación, debido al mal estado en el que se encontraba, y lo habilitó como restaurante. La familia lo explotó durante un tiempo hasta que lo vendió a una empresa japonesa, que primero lo utilizaron como restaurante y en la actualidad lo explotan como museo.
Cueva El Soplao
La llaman la Capilla Sixtina subterránea, por el gran valor geológico. Cuenta con más de veinte kilómetros de galerías. La descubrieron en 1908 unos mineros cuando perforaron una galería.
Para acceder a ella te tienes que subir en un pequeño tren minero que te lleva hasta la entrada. En el interior de la cueva no está permitido hacer fotografías y durante el recorrido de una hora podremos ver excéntricas, estalactitas, estalagmitas, coladas, etc.
Bosque de secuoyas en Cabezón de la Sal
En los años 40 plantaron en Cabezón de la Sal más de 800 secuoyas para utilizar la madera, ya que es un árbol que crece rápido. Cuando llegó el momento de talar los árboles, la madera ya no interesaba y los dejaron seguir creciendo.
En este bosque hay secuoyas que tienen una altura de 50 metros y los troncos un perímetro de dos metros.
Se accede a través de una pasarela de madera adaptada para las personas de movilidad reducida. Llega hasta la mitad del bosque y después hay varios senderos para pasear y admirar estos árboles.
Liérganes
Está dentro de la asociación de Pueblos más bonitos de España. Aunque en Cantabria forman parte de esta lista varios.
Pasea por sus calles y acércate a conocer al Hombre Pez. Al lado del puente hay una estatua y en el antiguo molino se encuentra el centro de interpretación.
Cuenta la leyenda que un chico joven, Francisco de la Vega, se zambulló en el río y desapareció en el mar Cantábrico. Años más tarde apareció en aguas gaditanas convertido en hombre pez. Volvió a su tierra, pero no hablaba con nadie, hasta que un día volvió a zambullirse en las aguas y desapareció para siempre.
Laberinto de Villapresente
A pocos kilómetros de las cuevas de Altamira y del precioso pueblo de Santillana del Mar, se encuentra el laberinto más grande de España. Mide más de 5.500 metros cuadrados y tiene cinco kilómetros de pasillos. Está formado por cipreses de más de dos metros y medio de altura.
En su interior hay salidas de emergencia y personal, por si te agobias. Aunque en el suelo hay indicaciones que te ayudarán a salir de él.
Este laberinto está inspirado en los laberintos ingleses de los siglos XVIII y XIX. En el centro del laberinto hay un par de bancos para descansar antes de continuar con la búsqueda de la salida.
El final del laberinto te lleva a una plataforma elevada que hace de mirador y desde donde verás a la gente dar vueltas buscando la salida.