El norte de Portugal es una de las regiones con más encanto y más auténticas del país. Su rica gastronomía, el carácter abierto de sus gentes y sus maravillosos paisajes lo convierten en un destino de lo más interesante.
Aunque los lugares más visitados son Lisboa, Oporto y las playas del Algarve, el país luso guarda muchos destinos con encanto.
Chaves
El río Támega atraviesa esta ciudad del norte de Portugal. Su puente romano se cree que es el más antiguo de este país y es el símbolo de la ciudad. Chaves es famoso por sus aguas termales curativas y aquí se encuentra el mayor balneario termal romano de la Península Ibérica. El balneario lo descubrieron por casualidad en 2008, cuando estaban realizando excavaciones para construir un aparcamiento. Se puede visitar desde hace unos meses de forma gratuita
Desde esta ciudad parte la ruta de la carretera Nacional 2 que cruza el país de punta a punta. Un trayecto perfecto para descubrir la cultura, la gastronomía y el paisaje del interior de Portugal.
Melgaço
Muy cerca de la frontera con España se encuentra el municipio más al norte de Portugal, Melgaço. El río Miño ejerce de frontera natural con España. Rodeado de naturaleza, cascadas y ríos salvajes es el lugar perfecto para practicar turismo activo.
Merece la pena pasear sin rumbo por sus calles empedradas alrededor de la torre del castillo. Además en esta zona se elaboran los famosos vinos verdes de Portugal.
Vila Nova de Cerveira
Esta villa es famosa por el crochet y es que cada año se celebra una feria donde este tejido decora toda la ciudad. Hace un par de años la decoración estaba dedicada a la música, el año pasado a la Edad Media.
Aquí se encuentra el columpio más famoso de Portugal, en el Miradouro do Cervo. Las vistas desde él al río Miño y a sus dos orillas, España y Portugal, son preciosas.
Valença do Minho
Esta pequeña ciudad destaca por su sistema defensivo que se conserva en perfecto estado. Es muy conocida por sus textiles que eran de buena calidad y a buen precio.
El Puente Internacional de Tui une las dos localidades. Su construcción es del año 1884 y comunica por carretera y ferrocarril España y Portugal.
Sistelo
Este pueblo se hizo famoso hace un par de años cuando una conocida revista de viajes lo denominó como «el Tibet portugués». Sus terrazas surcan las laderas de las montañas y conforman un exótico paisaje.
El Castelo do Visconde, que fue construido en el siglo XIX, se asemeja más a un pazo que a un castillo.
Braga
Es una ciudad con gran riqueza patrimonial. Su catedral es la más antigua de Portugal y en su fachada podemos ver una escultura de la Virgen de Braga que es la patrona de la ciudad.
El monumento más visitado es el Santuario Bom Jesus do Monte, se encuentra a 15 minutos de Braga y su escalinata barroca es impresionante. Es un lugar muy famoso de peregrinación.
Guimarães
No te puedes perder la ciudad donde nació Portugal, frase que podemos ver escrita en una de las torres de la muralla. El centro histórico fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2001.
Su castillo se alza majestuoso en lo alto de una colina a las afueras del casco histórico. Fue construido en el siglo X y destacan sus siete torres con almenas. En este castillo nació Alfonso Henriques, el primer rey de Portugal.
Vila Flor
En las Terras de Trás-os-Montes se encuentra este pequeño, pero precioso pueblo. Su plaza rodeada con casas blancas, sus miradores y su gastronomía no dejan indiferente a nadie. Vila Flor se encuentra dentro del Parque Natural Regional del Vale do Tua.
Entre las muchas actividades que puedes realizar en esta zona se encuentran el enoturismo, la observación de estrellas y el oleoturismo.
Arcos de Valdévez
En el corazón del Alto Miño se encuentra esta localidad dividida por los ríos Lima y Vez. Destaca un reloj de agua que tiene 48 chorros verticales, cada chorro marca el paso de intervalos de 15 minutos y cada bloque representa una hora.
Lamego
En el barrio alto de la ciudad se encuentra el castillo. Fue construido en el siglo XII y está rodeado de un recinto amurallado. La Torre del Homenaje tiene más de 20 metros de altura.
Su catedral es uno de los imprescindibles de esta ciudad: los frescos, el claustro con las dos capillas y las tres portadas góticas están catalogadas como Tesoros de Portugal.