En España hay más de setecientos monasterios, algunos de ellos son una auténtica maravilla arquitectónica. Durante años fueron refugio para la meditación de sus habitantes. En la actualidad no todos continúan con el mismo uso, ya que algunos se han reformado y se han convertido en alojamientos turísticos.
Monasterio de Santo Estevo
En plena Ribeira Sacra, en la provincia de Ourense, podemos visitar y dormir en este precioso monasterio.
Si buscas un lugar para desconectar estás en el lugar indicado. Rodeado de un bosque puedes visitar su iglesia y sus claustros de forma gratuita, pero también tienes la opción de alojarte en él, porque desde 2004 forma parte de la red de Paradores. Esta joya arquitectónica es una parada imprescindible en tu visita a la Ribeira Sacra.
El monasterio de Santo Estevo se construyó entre los siglos XII y XVIII, aunque se cree que fue fundado en el siglo VI por San Martín Dumiense. Es un monasterio benedictino que ha sufrido numerosas transformaciones y donde podemos ver diferentes estilos. Después de la desamortización el edificio estuvo abandonado y casi en ruinas. Fue declarado Monumento Histórico-Artístico en 1923.
Por la noche realizan visitas teatralizadas en las que un monje te cuenta la historia del monasterio.
Monasterio de Santa María de Moreruela
En la provincia de Zamora se encuentra esta joya escondida. Está ubicado en el municipio Granja de Moreruela, junto al Camino de Santiago Vía de la Plata, y se considera uno de los primeros monasterios cistercienses edificados en la Península Ibérica.
En la actualidad lo están reformando, pero se pueden visitar las impresionantes ruinas de su iglesia, la Sala Capitular y la Sala de los Monjes. Está declarado Bien de Interés Cultural.
Monasterio de San Pedro de Montes
En uno de los lugares más bonitos del Bierzo, la Tebaida Berciana, se encuentra este monasterio.
En el siglo VII un monje llamado Fructuoso eligió este paraíso para el recogimiento y la soledad. A este monasterio le puso el nombre de monasterio Rufiano, por un antiguo castillo que se encontraba en el monte opuesto al monasterio y a un castro con el mismo nombre.
Tras la muerte de San Fructuoso sus discípulos continuaron en el monasterio hasta la llegada de San Valerio. Aunque al principio tuvo enfrentamientos con los monjes, tras la interposición del rey que lo convirtió en abad, lo tuvieron que aceptar. San Valerio amplió el monasterio, plantó huertas y sobre la roca en la que San Fructuoso rezaba, y estaba marcada con una cruz, construyó la iglesia de la Santa Cruz y de San Pantaleón.
Los musulmanes, en la segunda década del siglo VIII, destruyeron el monasterio y no fue hasta la llegada de San Genadio, un siglo más tarde, que se volvió a reconstruir.
A partir del año 1040 el dominio monástico se expande por más zonas de León y de la vecina comarca de Valdeorras. Un siglo más tarde, el lugar elegido por San Fructuoso se convierte en uno de los conjuntos monásticos más importantes del Bierzo en cuanto a sus dominios.
Después de la desamortización de Mendizábal el monasterio sufrió un incendio que lo dejó en estado de ruina y estuvo incluido en la lista roja de Hispania Nostra. Años más tarde lo restauraron y en la actualidad se puede visitar.
Monasterio de la Vid
En la provincia de Burgos, en el pequeño municipio de La Vid, podemos visitar este precioso monasterio. Una parte de él, es un hotel con historia. El resto lo pueden visitar tanto los huéspedes como la gente interesada en conocerlo.
El monasterio se fundó en el siglo XII y a él llegaron los Premonstratenses, hijos de San Norberto de Francia, que cultivaban el estudio, el rezo y el cultivo de la tierra. De esta época queda muy poco en el monasterio. Más tarde fue cuando llegaron los agustinos, que son los que aún habitan en el monasterio. Son menos de una decena de monjes.
El claustro en un primer momento iba a ser abierto, pero en el siglo XVIII se cierra para protegerse del frío.
Monasterio de San Pedro Rocas
Este monasterio se construyó en el siglo VI y es uno de los más antiguos de Galicia. Se encuentra en la localidad ourensana de Esgos.
La iglesia actual es el resultado de sucesivas ampliaciones a lo largo del tiempo. La primera iglesia nació en una cueva donde los eremitas se retiraban para vivir en soledad y rezar. Fueron excavando en la propia roca y el resultado fueron tres naves. La central, que es la de mayor tamaño, y dos laterales. Durante los años posteriores se siguió ampliando.
En el interior de la iglesia se descubrieron tumbas cuando levantaron el empedrado para reformar San Pedro de Rocas.
El campanario es una de las partes que más llaman la atención. El campanario se construyó sobre un monolito de roca natural de 20 metros de altura. La roca fue perforada en forma de arco para facilitar el paso.
En la parte de atrás del campanario, a la derecha, se encuentra el cementerio.