Hay museos para todos los gustos. Visitamos en Galicia, Asturias y Castilla y León cinco museos dedicados a la cerveza, juguetes, patrimonio industrial y etnográfico. ¿Cuál te gusta más?
MEGA
En A Coruña se encuentra MEGA, el museo de Estrella Galicia. Es un museo interactivo, inmersivo y moderno en el que tocaremos, oleremos, degustaremos y aprenderemos hasta cómo se tira una caña. El museo es un edificio muy moderno integrado en la fábrica. Tiene 2.500 metros cuadrados y está dividido en cuatro plantas.
Estrella Galicia empezó a elaborar cerveza en 1906, una fecha señalada que han utilizado para denominar a una de sus cervezas.
Una vez que entras en el museo formas parte del recorrido necesario para elaborar esta bebida. Conoceremos sus ingredientes y veremos todo el proceso de elaboración. La visita finaliza aprendiendo a tirar una caña y degustando productos típicos de Galicia maridados con cervezas.

Museo de la Siderurgia y la Minería de Castilla y León
En Sabero podemos visitar este museo al que se le conoce como Catedral del Hierro. Está ubicado en una gran nave neogótica, con grandes arcos y sin columnas, que nos recuerda a una catedral. Está construida en ladrillo y piedra caliza y fue declarada Bien de Interés Cultural con categoría de monumento.
Este museo forma parte de los cien elementos más importantes del patrimonio industrial en España.
Además de visitar su interior y la farmacia, podemos ver cómo era un hospital minero. Se abrió en 1930 por la empresa Hulleras y fue una revolución para aquella época. Estaba provisto de material muy moderno y mejoró las condiciones de los mineros.

Museo del Juguete Ricordi
En Medina del Campo podemos visitar un museo que tiene más de seis mil juguetes de diferentes épocas.
El museo está dividido en dos pisos; en la planta baja, hay un carrusel con caballitos antiguos, un Mazinger Z y una sala dedicada a Betty Boop. En la parte de arriba es donde se encuentra la colección más antigua y más grande de juguetes de España. Más de 600 metros de exposición con juguetes de marcas famosas: Rico, Jyesa, Sanchís, Geyper, etc.

MUJA, Museo del Jurásico
En Asturias se encuentra un museo que a los niños les encanta. Entre Colunga y Lastres, muy cerca del mar Cantábrico, está este museo donde encontrarás maquetas de dinosaurios y un museo que tiene forma de huella tridáctila de dinosaurio.
En el interior del museo hay una exposición permanente con tres áreas dedicadas al Triásico, Jurásico y Cretácico. También podemos ver fósiles e icnitas (huellas fosilizadas de dinosaurios).
En el jardín, que tiene más de siete mil metros cuadrados, hay réplicas de dinosaurios, piezas originales recuperadas de diferentes yacimientos asturianos y un parque infantil con temática de dinosaurios.
Entre Gijón y Ribadesella hay gran cantidad de huellas y restos óseos de dinosaurios. Se pueden visitar nueve yacimientos. Muy cerca de MUJA, en la playa de La Griega, podemos ver huellas de dinosaurios.

Museo palloza de Piornedo
En Piornedo podemos visitar una antigua palloza que se ha reconvertido a museo. Piornedo es una pequeña aldea situada en el municipio de Cervantes, en los Ancares Lucenses, en la provincia de Lugo. A 1.300 metros de altitud y con unas vistas de ensueño destaca por sus peculiares construcciones, las pallozas.
Las pallozas son construcciones típicas del noroeste español. Tienen forma redonda u ovalada y un tejado cónico cubierto de centeno. La cubierta de paja está sobre un armazón de madera y curtida por el humo para soportar el peso de la nieve. En su interior se diferenciaban dos partes: el ástrago, que era donde vivían las personas, y la estravariza o cuadra, donde vivía el ganado. Los animales convivían en su interior con los hombres y ayudaban a calentar el hogar. En el interior de las pallozas había una temperatura constante entre 15 y 18º. En Piornedo fueron habitadas hasta los años 70 y hay 14 pallozas.
En la Casa do Sesto podemos ver cómo era la vida dentro de las pallozas. Sus dueños vivieron en ella hasta 1970 y fue en 1989 cuando la convirtieron en un pequeño museo privado. La palloza guarda la misma distribución que cuando estaba habitada y las herramientas que formaban parte de la vida cotidiana. Es una forma de preservar la forma de vida y la cultura de esta zona de alta montaña.
