Santa Catalina de Somoza, el balcón de la Maragatería

Cristina C. Ugidos Mis pasos me llevaron esta semana hasta Santa Catalina de Somoza, conocida como «el balcón de la Maragatería». Su ubicación privilegiada hace de este pueblo de Astorga un lugar preferente tanto para el senderismo como para las fotografías. Desde lo alto de Santa Catalina de Somoza se aprecian tanto el Monte de la Marquesa, como los paisajes y valles que conforman la Maragatería.

Pequeño núcleo de claro pasado jacobeo e histórica hospitalidad hacia los peregrinos. El municipio surge a partir del Hospital de Yuso (en el recorrido jacobeo) cuyas ruinas aún permanecen en el lugar conocido como Huerta del Hospital. Está documentada también la existencia del hospital de la Virgen de las Candelas, del que ya nada se conserva. Santa Catalina vuelve a ser un claro ejemplo de pueblo-camino, con una calle Real que lo atraviesa y donde se ubican dos albergues y algún alojamiento.

El pueblo cuenta con cerca de medio centenar de habitantes que se triplican durante los meses de verano. Santa Catalina es un lugar idóneo para una escapada rural de fin de semana o incluso a pasar el día pues disponen de varias rutas de senderismo para hacer a pie o en bicicleta. El coche de línea llega dos veces por semana, los martes y los viernes.

Una de las construcciones más antiguas que se conservan es la iglesia del pueblo, construida en 1708 y reformada en 1982. Antiguamente las campanas servían para anunciar las festividades y los sucesos en Santa Catalina, una de las tradiciones hoy ya perdidas para los habitantes de la localidad maragata. Sin embargo, han tratado de recuperar los mayos, una tradición que dejó de celebrarse y que ahora vuelve para todos los jóvenes del pueblo.

Fiestas

Santa Catalina celebra varias fiestas a lo largo del año, la principal, la Fiesta Parroquial en honor a la patrona que da nombre al pueblo se celebra el segundo domingo de agosto y reúne a mucha gente, por la oferta que ofrece de actividades, juegos infantiles y tradiciones. Además, en febrero celebran también la festividad de San Blas.

La localidad dispone de dos pendones, uno, el más antiguo, que solo se saca en las ocasiones especiales. El más reciente viaja por toda la provincia a los encuentros pendoneros que se celebren por León.

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